Encuesta del Conicet revela crecimiento de la Iglesia Evangelica en Argentina
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Una encuesta del Conicet revela el crecimiento de los movimientos evangélicos en todo el país. Una recorrida por las iglesias cordobesas. Lo que dicen los pastores y los fieles.
En Argentina, el pluralismo y la diversidad junto con la preservación de la cultura cristiana son la tendencia en los últimos años en materia religiosa. Si bien el culto católico sigue teniendo gran cantidad de fieles y es mayoritario, el crecimiento de los movimientos evangélicos en nuestro país pone en evidencia que la adhesión a este credo se incrementó en forma notable en relación con otras agrupaciones religiosas.
Según la primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina (2008), realizada por el Conicet y financiada por el Fondo para la Investigación Científico y Tecnológica (Foncit), el 76 por ciento de los argentinos se define católico. El nueve por ciento dice ser evangélico en sus diversas vertientes (pentecostal, bautista, luterana, metodista, adventista e Iglesia Universal del Reino de Dios), mientras el 11 por ciento manifiesta ser ateo, agnóstico o no tener ninguna religión.
La investigación, dirigida por Fortunato Mallimaci, se realizó sobre un total de 2.403 casos, entre enero y febrero del 2008. En el norte argentino (NOA), un 91 por ciento de los encuestados se definió como católico, mientras que el sur es el sector más evangelista (21 por ciento) y en la zona del Gran Buenos Aires, un 18 por ciento manifestó ser indiferente a lo religioso. Bastante por detrás se ubicaron los adeptos a la religión de los testigos de Jehová y los mormones, llegando sólo a casi un cuatro por ciento en el sur del país.
Otro dato importante que se desprende del estudio es el referido a la relación entre la edad y la afición por lo religioso. Mientras el 85 por ciento de las personas de 65 años o más aseguró ser católica, el 17 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años se definió como indiferente y el 12 por ciento de las personas entre 45 y 64 años dijo ser evangélica.
La investigación también reveló que en Argentina nueve de cada 10 entrevistados afirman que creen en Dios. El sexo femenino (un 93 por ciento) parece ser un poco más creyente que el masculino (un 88 por ciento). En cuanto a la franja de edad, son más creyentes las personas entre 30 (un 91 por ciento) y 65 o más años de edad (un 96 por ciento). No obstante, los que tienen entre 18 y 29 años remarcaron que creen en Dios en un 85 por ciento.
Con respecto al nivel de estudios, se registró un 95 por ciento de personas sin estudios que dice creer en Dios, un 93 por ciento con estudios primarios, un 88 por ciento con educación secundaria, un 83 por ciento con educación terciaria y un 84 por ciento con estudios universitarios.
El 45 por ciento de los encuestados manifestó recurrir a Dios en momentos de sufrimiento; mientras que el 14 por ciento lo hizo cuando requirió una ayuda específica; un 12 por ciento cuando necesitó reflexionar sobre el sentido de la vida; sólo un 10 por ciento lo hizo en momentos de felicidad; un seis por ciento lo hace en todo momento; sólo un cuatro por ciento, cuando ayuda a otros; y durante los días de festividad religiosa, lo hace un tres por ciento.
En donde se pueda. En la ciudad de Córdoba, actualmente, hay unas 300 iglesias evangélicas en sus diversas vertientes distribuidas no sólo en el centro sino en los barrios de los sectores populares y de clase media. Los templos funcionan en salones de instituciones educativas, viviendas alquiladas y también en garages improvisados donde los pastores realizan su tarea evangélica.
Su forma de organización parece ser más horizontal que otras religiones como la católica, porque permite que los fieles participen activamente de la liturgia, puedan subir al púlpito para brindar su testimonio de fe y hasta tengan la posibilidad de elegir en asambleas a sus pastores. “La función pastoral también está bien delimitada, el pastor se ocupa de dar la liturgia de la palabra y de los sacramentos (el bautismo y la eucaristía). Pero si bien el 90 por ciento la hace el pastor, hay momentos en que les pido que algunos hermanos laicos den parte del sermón”, relata el pastor Pablo Oviedo de la Iglesia Metodista.
Se hacen asambleas nacionales, en forma bianual, en las que participan todos los miembros de la comunidad y el Obispo es elegido no sólo por los pastores sino también por los laicos que pertenecen a nuestra Iglesia”, señala Oviedo. Para ordenarse pastor no basta con tener una personalidad carismática y manifestarse como una persona espiritual. “Estudiamos seis años la carrera de licenciatura en Teología, en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos de Buenos Aires”, explica.
Los testimonios de fe, las demostraciones afectuosas entre los fieles, como besos y abrazos efusivos, son un clásico en las iglesias evangélicas. En el culto, los brazos extendidos al cielo, las cadenas de oración y tomarse las manos durante una ceremonia constituyen parte de los ritos habituales, combinados con canciones de ritmo contagioso, aplausos rimbombantes y música latinoamericana. El estilo desacartonado y alegre del culto, junto a la prédica aggiornada que intenta abordar los problemas cotidianos que viven sus fieles, producen un cóctel atractivo con una fórmula efectiva.
Además de las vertientes tradicionales, en Córdoba también están los miembros de la Iglesia Universal del Reino de Dios, pero para el pastor Daniel Annone, integrante del Comité Interreligioso para la Paz (Comipaz), ellos no forman parte de la comunidad de evangélicos. “No tenemos nada que ver con este grupo, no son evangélicos”, advierte.
El obispo Edir Macedo creó, en Brasil, en 1977, la Iglesia Universal, y tiene una aceitada estructura propagandística y publicitaria. En Brasil, tiene unos 4.500 templos con más de 10 millones de miembros. Esta Iglesia esta en más de 40 países y en Brasil posee un banco, dos periódicos, una revista, 35 emisoras de radio y la red televisiva TV Récord, con 70 repetidoras en ese territorio. Y en Argentina, tienen un periódico tabloide, “El Universal”, de aparición semanal y con una tirada de 200 mil ejemplares. En sus páginas a todo color, pueden observarse noticias no sólo religiosas sino también sociales y económicas y, por supuesto, una serie de testimonios de fe de fieles que relatan sus experiencias de redención. Otro de los grupos evangélicos que tiene presencia en Córdoba es Cita con la Vida, una de las iglesias que registra más fieles en nuestra ciudad.
El poder de la santidad. La existencia de milagros, entendidos como un evento especial que beneficia a un ser humano y que indefectiblemente proviene de Dios, es aceptada en la iglesia evangélica. “Una persona puede no estar curada de una enfermedad, pero puede tener un estado saludable, en el sentido de confiar en su recuperación, en tener fe, acepta la enfermedad que tiene y la ayuda de otros”, explica Pablo Oviedo.
Para los evangélicos, el ser humano es un ser holístico y las enfermedades no son sólo físicas o mentales sino espirituales. “La salud es un estado de salud biopsicosocial y espiritual. El que cura es Dios. Hay un triangulo entre Dios, la persona que esta orando y la persona que debe poner adelante su fe”, advierte Oviedo.
Francisco Bono, pastor de la Iglesia Pentecostal de barrio Zumarán, relata su propia experiencia. “Hace ocho años me detectaron una enfermedad de mucha gravedad. Me operaron seis veces. Sané. Los miembros de mi iglesia oraron por mí. Los hombres hacen lo mejor que pueden, pero son limitados y la ciencia, a veces, también”, advierte el pastor.
La práctica de la imposición de manos que realizan algunos pastores es habitual. “En la parte del final del culto, hacemos imposición de manos y ayudamos espiritualmente a las personas que se acercan”, explica. La modalidad es que haya uno o dos pastores detrás de la persona que pide sanación, pues a veces algunos caen desmayados después de recibir lo que ellos llaman “un toque espiritual”. “Cuando uno siente a Dios en su corazón, tiende a postrarse ante su presencia y la caída es un símbolo de la entrega de la persona hacia Él. Es ahí donde las personas reciben un toque espiritual, una liberación de sus temores y algunas veces también se liberan de posesiones demoníacas. Cuando sucede esto, los apartamos del resto de los presentes en una habitación aparte, para no hacer tanto ruido”, relata.
El único camino. “Acá descubrí a un Dios vivo, que te da esperanza y vida. Encontré una verdad viva y eficaz. Este es el único camino”, dice convencida Olga, de la Iglesia Metodista.
Susana Gross de García también cuenta: “Desde joven tuve sed de Dios y me hice evangélica. No siento que me cambié de bando, porque la religión no es lo que importa, sino lo que sirve es el camino de Dios. Lo único que trasciende en esta vida es el espíritu”.
Analía Barrios acudió a la iglesia pentecostal de barrio Zumarán porque estaba padeciendo una crisis. Relata que en esta iglesia aprendió a perdonar: “Me iba a separar, pero lo perdoné. Todo cambió y hasta él se animó a venir a la Iglesia”.
Félix Barrios, su esposo, señala: “La fe mueve montañas. Dios movió mi espíritu, me purificó por dentro y cambió mi vida. Antes golpeaba a mi mujer, pero me di cuenta de mi error”.
Daniel Kedikian tiene 31 años y asegura que llegó a la iglesia a curar sus heridas. Hace cinco meses que no consumo. “Dios te ayuda, pero todo cambio comienza por uno”, remarca, convencido.
Rubén Barrios, uno de los jóvenes que se cayó desmayado tras recibir “el toque divino” en la iglesia de barrio Zumarán, cuenta: “Algunas personas se desmayan cuando los pastores nos ponen las manos”.
“Algunas personas se desmayan cuando los pastores nos ponen las manos. Es un toque de Dios, es el espíritu santo que trabaja en tu corazón”, opina Barrios.
El diezmo. “Todo pertenece a Dios, Él nos dio la vida, la salud y la posibilidad de ganar dinero. Entonces el diezmo es como decirle gracias y devolverle algo de lo mucho que nos da”, explica el pastor bautista Daniel Annone al consultarlo sobre la lógica del diezmo.
“Dios, o como quiera que se denomine a la energía suprema, no cobra honorarios para darnos o quitarnos la vida. Es pura entrega, misericordia desinteresada. Sin embargo, para los creyentes de este culto y de otros, la Iglesia es la intermediaria entre Dios y los fieles, y por lo tanto, el agradecimiento se manifiesta en el diezmo”, dicen los evangelistas.
La lógica del diezmo para solventar la “misión”, si bien se presenta como “voluntaria”, tiene un deber moral intrínseco que la convierte prácticamente en obligatoria.
“Es voluntario. Hay personas que dan el 20, el 30 y hasta el 90 por ciento de sus ingresos”, cuenta el pastor Annone. En tal sentido, explica: “Más que una obligación es un privilegio”.
Los que administran las iglesias evangélicas remarcan que el destino del diezmo es para el funcionamiento del templo, se paga la luz, el alquiler, se construyen aulas y salones. También se destina a la acción social, a través de comedores, merenderos, roperos comunitarios y para las misiones en el país y en el extranjero.
“A veces se ofrecen bienes inmuebles o muebles como diezmo. Porque no recibimos subsidios del Estado, cada iglesia sostiene su propio culto, entonces espera la generosidad de sus miembros”, observa Annone.
En algunos casos el diezmo sirve para solventar a los pastores. Algunos que son bivocacionales, tienen sus trabajos profesionales y no reciben nada de la Iglesia. En otros casos, trabajan medio día y reciben alguna ayuda económica de la congregación. Y también están los que dejan su empleo y se dedican full time a la tarea de evangelización. Entonces reciben una ayuda para sostener a su familia, porque muchos de los pastores somos casados”, agrega el pastor bautista.
“Los pastores ganan entre mil y siete mil pesos por mes. No es negocio ser pastor, se hace por vocación”, agrega Annone.
Mientras tanto, el pastor Pablo Oviedo también señala: “Los salarios pastorales están en un 60 por ciento de los fondos que recibe la Iglesia, el resto va destinado a las misiones. Mi trabajo pastoral es de dedicación exclusiva,
de 45 horas semanales. Un full time gana alrededor de 3.000 pesos, más la casa y los servicios de luz y gas pagos”.
“Un part time –completa el pastor–que dedica entre 10 y 20 horas semanales gana aproximadamente la mitad de un full time . Estamos en blanco, con obra social y aportes jubilatorios, porque estamos en relación de dependencia de la Iglesia”
Fuente: Diario La Voz Del Interior
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